SOBRE LA MARCHA
Por Elides J. Rojas L.
Por Elides J. Rojas L.
Conviasa es otra prueba de la piratería roja
19.09.201010:38 PM
Es verdad que desde que arrancó este proceso las cosas se han puesto en Venezuela de enredadas a locas. Muchas señales apuntan a desquiciamiento total y otras nos llevan directamente a lo cotidiano. Como dicen los publicistas de micomandantepresidente lo extraordinario se hace cotidiano y así estamos viviendo desde hace tiempo. Nada raro ocurre alrededor.
Se cae un avión de Conviasa, la línea aérea de la revolución, la empresa del Estado que vendría a sustituir a Viasa, la compañía que en el acto inaugural fue vendida como la más importante del país y que pronto será una de las más seguras y grandes de toda Latinoamérica. Eso dijo Chávez en un bojote de cadenas, en un montón de Aló Presidente. Siempre es lo mismo. Aquella palabrería grandota, dura, con eco, al estilo de Bolívar en Carabobo, con el mismo sabor de Bolívar en El Chimborazo, con parsimonia y profundamente pavosa, pues. Y así, por no dejar, la realidad sienta a estos chavistas fanfarrones de un solo tiro en el piso, sin pedir más permiso que llegó la hora y vea lo que pasa. Conviasa suspende operaciones por no ser segura y por no brindar la más mínima garantía de que usted llegue vivo a su destino. Así de simple. Pero los perfectos de la revolución, los mismos que se bañan a diario en una cosa que llaman moral revolucionaria, no van más allá de anunciar el cierre temporal de la línea dejando, de paso, a todo el mundo con los boletos en la mano. Esa línea simplemente no es viable. Los aviones son unos peroles que, más allá de que usted se tome un palo y se monte, no puede ser competitiva por una simple razón: es una línea pirata. Y la realidad muestra lo que es. No sale a tiempo, sus accidentes son frecuentes y fatales, a cada rato tiene emergencias, se pierden los equipajes, le roban las cosas de las maletas, la atención en tierra es pésima, la atención en el avión es peor. Y, si acaso queda alguna rendija para abonarle una a tanta piratería, sus aparatos se menean en el aire y de ahí van directo a tierra, con el ya sabido saldo de tragedia, muerte y dolor.
Los piratas que conducen este gobierno no hacen otra cosa sino suspender operaciones hasta después de las elecciones, claro Chávez siempre piensa en elecciones y en lo que le conviene. No en otra cosa. Fue fácil para los jefes del fraude cerrar las puertas de Conviasa y después hablamos, no sea que otro perol de esos se venga abajo, como efectivamente casi ocurre dos veces la semana que termina, y micomandante pierda puntos con sus queridos fanáticos.
En realidad, y hay que ver cómo lo demuestran a cada rato, a esta gente no le importa nada, solamente estar montados eternamente, como ya lo han dicho, en el poder. Un minuto de silencio, muy bueno, lástima que fue dedicado a un chavista importante que lamentablemente murió dentro del cachivache revolucionario que cayó en Sidor. Lo demás es palante y vamos viendo. Piratería total y sin pena. Pero, así como están acabando con la economía, los empleos, las empresas, las calles, los parques y todo lo que se ponga al frente, en muchas de sus piraterías se llevan gente, jóvenes y vidas por delante. Y, eso es claro, la campaña sigue como si nada. Sale el líder intergaláctico disfrazado de bandera, mientras sus segundones reclaman respeto a los símbolos patrios, hablando en cadena como si no hubiera roto un plato. Ya no es un mal gobierno. Hace rato entró en la categoría de arrasador, destructor, bomba atómica.
Nada queda en pie después que la revolución hace su toque mágico. O el dedo mágico de Jacquelín, la limpia ríos, mejor.
Estamos al borde del barranco y daremos un paso adelante. Eso decían como chiste en tiempo de Pérez. Ojalá ese paso no sea el que se dé el domingo que viene. Veremos.