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miércoles, 29 de julio de 2015

Caracas, su 448 aniversario de fundación nada tuvo que celebrar, y sí mucho que lamentar VenEconomia Opina

28 de julio de 2015


  

Caracas, la cara del fracaso de la revolución

Si de algo se había "cuidado" el Gobierno bolivariano en estos 16 años era de mantener a Caracas ajena a una serie de problemas que vienen sufriendo desde hace años las ciudades y pueblos del interior. Es el caso de la crisis de electricidad, la cual solo se siente en la capital cuando la situación pasa a castaño oscuro, pero que en las regiones es el pan de cada día, con horarios diarios de interrupción de la energía. Igual sucedía con el abastecimiento de alimentos y medicinas, que solo hizo erupción en Caracas cuando la escasez ya se hizo inaguantable en el interior del país.

A pesar de ello, el fracaso del modelo de país que se está imponiendo en Venezuela ha alcanzado tal magnitud y se ha hecho tan generalizado en todo el acontecer de la vida ciudadana que Caracas no ha podido escapar de él, e incluso se ha trastocado en el espejo donde se refleja ese rotundo fracaso en toda su extensión.

Caracas, su 448 aniversario de fundación nada tuvo que celebrar, y sí mucho que lamentar.

Por ejemplo, los hospitales de la capital, antes modelos a seguir en Latinoamérica, están en ruinas, desabastecidos, sin mantenimiento, escasos de materiales, insumos y medicamentos.

El tránsito automotor, es un caos que hace infernal la vida de los ciudadanos. El desborde de los motorizados ha llevado a que el imperio de la anarquía se apodere de cada calle o avenida, donde la Ley de Tránsito vale menos que el papel en el que está impresa. La agresividad y violencia puede surgir en cualquier segundo, por cualquier nimio motivo. Amén de que este tipo de vehículo se presta a ser utilizado como herramienta de las fechorías de muchos delincuentes.

La inseguridad en la Capital es incontenible. En lo que va de año en caracas se han contabilizado 2.642 homicidios, 178 más con respecto a 2014. Los robos y secuestros se han hecho tan cotidianos, que expertos en seguridad han delimitado las zonas, los horarios y los modus operandi de no menos de seis bandas criminales que hacen vida en la capital.

El alcance de la inseguridad es tal que incluso ha despertado el interés del Gobierno, en estos meses pre-electorales. Desde hace varias semanas puso en marcha el plan de seguridad número 20, llamado pomposamente "Operación Liberación y Protección del Pueblo" (OLP), el cual supuestamente limpiará de criminalidad y paramilitares a todas las zonas del país.

La cuestión es que esta OLP ha hecho hincapié en Caracas, comenzando desde hace unas semanas por las edificaciones de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) en el Fuerte Tiuna, luego arremetió en la 905 con un saldo de 14 muertos y más de 140 detenidos, y que en el día de ayer se ejecutó en los edificios de la GMVV construidos en los últimos cinco años en Montalbán y Juan Pablo II, en el oeste de la capital.

Un operativo militar y policial, que según glorificó Nicolás Maduro, ha arrojado detenidos, ha desalojado a invasores, desmontado centros de delincuencia que se habían instalado en esos apartamentos.

Paradójicamente, esto que hoy Maduro quiere vender como un logro de su "política" de seguridad ciudadana, pone en evidencia otro gran fracaso de la revolución: El de la GMVV, misión insignia de Hugo Chávez, cuando se lanzó a la re elección presidencial en 2012. Una misión que como se alertó desde las páginas de las diversas publicaciones de VenEconomía, estaba condenada al fracaso, principalmente por la falta de planificación, la ausencia de estudios urbanísticos, de trabajo social para la integración de diferentes grupos sociales en aras de una convivencia en paz y armonía.

Como lo evidencian estos OLP, esas moles de la Gran Misión Vivienda con las que se topan los caraqueños en casi toda la ciudad, no solo son monumentos a la improvisación, que ha deteriorado la armonía urbana de la capital, sino son antros de violencia y delincuencia. Ello, debido entre otras cosas, a la falta de transparencia en la asignación de los apartamentos y en el uso de esa asignación para la complacencia de los grupos para policiales armados desde sedes gubernamentales y usadas como escudo de defensa y protección como lo han declarado varios funcionarios bolivarianos.

¿Se necesitan más evidencias de un fracaso anunciado?

Editores de VenEconomía

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