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jueves, 24 de mayo de 2012

La Elección Presidencial de #Venezuela y las Bases de Apoyo de #Chavez Stratfor

Análisis de Stratfor sobre la elección presidencial en Venezuela y las Bases de Apoyo de Chavez


 


Stratfor: Venezuela: La Elección Presidencial y las Bases de Apoyo de Chavez
Traducción TB
El Presidente de Venezuela Hugo Chavez ha regresado a Venezuela luego de haber recibido en Cuba la sexta ronda de radiación contra el cáncer abdominal. Debido a que el sistema de gobierno creado por Chavez depende mayormente de su supervisión personal, la preocupación por la salud de Chavez presenta dudas sobre si Venezuela tendrá una transición pacífica luego de las elecciones presidenciales el 7 de octubre.
Probablemente la elección marcará un período de transición para el gobierno de Venezuela independientemente del resultado. Aunque pareciera que el Ministro de Relaciones Exteriores Nicolás Maduro sería el sucesor de Chavez en el caso que el presidente no pudiera ser el candidato a una re-elección, el Gobernador de Miranda Henrique Capriles Radonski ha librado una campaña presidencial efectiva aunque modesta, mostrándose como el candidato viable de la oposición. Quien quiera que resulte electo presidente, tendrá que mantener la estabilidad en medio de varios retos importantes.
Una transición pacífica es posible, pero el riesgo de inestabilidad seguiría latente. La placidez de la transición dependerá de la manera en que el próximo líder de Venezuela maneje las estructuras claves de apoyo del régimen de Chavez – apoyo popular, ingresos petroleros, el estamento militares, las fuerzas de seguridad no militares y el gobierno Cubano.
Análisis
La vida o muerte de una persona, aunque se trate de un jefe de estado, raramente cambia las fuerzas que propulsan al país. Pero la razón que más aporta a la incertidumbre que rodea a las próximas elecciones presidenciales en Venezuela, es el grado en que Chavez ha permeado el sistema político del país.
Cuando Chavez llegó al poder en 1999, redefinió el sistema político en Venezuela dejando completamente por fuera de la estructura de poder a los dos partidos políticos tradicionales y colocando en los puestos claves a sus seguidores incondicionales. Desde entonces Chavez ha mantenido un sistema de gobierno que depende netamente de su participación personal. Para garantizar el poder, Chavez ha construido un sistema de estructuras de apoyo que se adversan mutuamente, a fin de poderlas enfrentar una contra la otra, si una de ellas se tornara demasiado fuerte. Existen cinco estructuras de apoyo.
Los Cinco Pilares
Apoyo Popular
El primer pilar de apoyo es la aceptación popular del gobierno venezolano. A pesar del centralismo tradicional de los gobiernos Venezolanos, los regímenes inevitablemente han servido a las masas. (Inclusive los militares, en ocasiones, antes de entrar en conflicto con los gobiernos civiles, prefirieron esperar hasta contar con la aprobación popular). Chavez alcanzó su gran popularidad debido a las circunstancias económicas y políticas existentes antes de su llegada al poder.
Aprovechando el alza en los precios del petróleo de los 70 y 80, Caracas aumentó su gasto público considerablemente para satisfacer las exigencias populistas de un país sub-desarrollado. Durante ese período, la corrupción plagó al gobierno y la inflación se elevó a niveles insostenibles. Caracas trató de enfrentar estos problemas mediante una reforma neoliberal, que incluyó la eliminación de subsidios y aumento de impuestos. La respuesta más dañina a estas reformas fue el Caracazo, que se desató en respuesta a un aumento en el precio de la gasolina, y que dejó un saldo de 300 muertos.
Chavez, para entonces un teniente coronel del ejército venezolano, irrumpió en la política durante un fallido golpe en 1992, que lo llevó a la cárcel. De fácil oratoria y con gran carisma, aún frente a la derrota, Chavez impresionó al país en un momento cuando a todas luces el sistema político del país se estaba desmoronando. Luego de su liberación de la cárcel, Chavez nuevamente logró el liderazgo y fue electo presidente en 1999.
Como líder, Chavez es una fuerte figura central capaz de reinar en las diferentes facciones venezolanas. La imagen de Chavez es la de un hombre común , y ha creado sus políticas alrededor del alivio de la pobreza. Los programas de salud y distribución de alimentos en las áreas de menos recursos son sumamente populares –aunque su implementación no sea regular.
Chavez sigue siendo el político más popular del país. Su grado de aprobación se ha mantenido en 50% o más, y sigue en esos niveles a pesar de los serios problemas que enfrenta el sistema económico venezolano, que incluye una altísima inflación, fallas eléctricas, y una escasez de los productos básicos y de viviendas.
Ingresos Petroleros
El segundo pilar de apoyo de Chavez es la producción petrolera. Con el descubrimiento del petróleo en Venezuela a principios del siglo XX, el país de inmediato y en casi su totalidad se concentró en su producción. Desde la Segunda Guerra Mundial y hasta finales de los 90, el país se diversificó un poco, utilizando la renta petrolera para financiar el desarrollo de las industrias secundarias, tales como la producción de acero y de alimentos.
Pero desde 1999, y especialmente después de un golpe de estado fallido en el 2002, que implicó a la alta gerencia de PDVSA, Chavez despidió a la mayoría de los trabajadores de alto rango gerencial y técnico. El personal de PDVSA se ha duplicado desde entonces, pero la producción ha disminuido. La producción petrolera pasó de 3.2 millones de barriles diarios en el 2001 a un estimado de 2.4 millones de barriles diarios en el 2012.
La baja en la producción refleja una disminución en nuevas exploraciones y producción, así como un deterioro en la capacidad de producción en los campos petroleros. Además, en la medida que las reservas del Lago de Maracaibo disminuyen, la composición del petróleo venezolano se ha hecho más pesado, lo cual aumenta la importancia de los yacimientos de la faja bituminosa del Orinoco,
La calidad de los yacimientos del Orinoco exige mayores niveles de inversión, mayor compromiso por parte de los inversionistas, y mayores niveles de riesgo. Aunque un nuevo régimen se abriera a inversiones extranjeras, se necesitarían varios años para aumentar la producción petrolera. Sin inversiones en el área de miles de millones de dólares, la industria petrolera venezolana se enfrenta a un estancamiento, en el mejor de los casos – siendo lo más probable, que sufra un declive gradual.
En 2009, PDVSA le entregó al gobierno el 93% de sus ingresos por concepto de impuestos, dádivas y depósitos en cuentas bancarias del gobierno. En el 2010, le dio el 97% de sus ingresos. Es obvio que el petróleo es la fuente de ingresos más importante de Venezuela. Aunque el país sufriera una desestabilización luego de las elecciones en Octubre, quien ostente el poder deberá mantener esos niveles de producción a como dé lugar.
El Estamento Militar
Los militares tienen casi un monopolio en lo que se refiere a las armas, con lo cual retienen una importancia considerable en cualquier escenario de transición o de desestabilización. Los militares han participado en tres golpes fallidos desde 1992. En cada caso, las fuerzas armadas buscaron generar un apoyo popular frente a un cambio de régimen o trataron de capitalizar un descontento general. Las intentonas fallaron en parte porque no había suficiente apoyo político para producir un cambio de gobierno, y los militares en sí no estaban lo suficientemente unidos frente a la intentona.
Para minimizar la amenaza que representan las fuerzas armadas, Chavez ha mantenido a los militares altamente divididos. Es más, su participación en el crimen organizado, la polarización política, y las divisiones regionales han dejado a los militares fracturados y débiles. Es posible que los elementos dispares dentro de las fuerzas armadas fallaran en sus cálculos antes de las elecciones, llevándolos a actuar en contra de Chavez antes de que éste hubiera perdido por completo su legitimidad. Este es un peligro en potencia, especialmente entre los líderes militares que se sienten amenazados por sanciones internacionales en su contra y que dependen del régimen actual para protegerlos de una extradición. Frente a este escenario, los choques entre las diferentes facciones militares no deben descartarse por completo.
El resultado más probable es que los militares apoyarán, o por lo menos se rehusarán a participar en un gobierno civil, a menos que la seguridad pública se desestabilice por completo.
En casos anteriores de descontento general, los militares se mantuvieron fuera del conflicto hasta estar seguros que el gobierno habría perdido su legitimidad. A pesar del riesgo de fragmentación interna, los militares se verán obligados a intervenir si la seguridad pública se viera comprometida debido a los resultados electorales. (La seguridad pública se pudiera ver perjudicada si Chavez pierde las elecciones, gana una re-elección pero queda incapacitado o le entrega el poder a un gobierno inefectivo). Se dice que las facciones dentro del estamento militar han estado elaborando diferentes planes para enfrentar semejante eventualidad, aunque los mismos aún no resultan muy claros.
Fuerzas Auxiliares de Seguridad
Las milicias bolivarianas y la Guardia Nacional son las fuerzas secundarias militares a tomar en cuenta en el caso de una transición. Las milicias bolivarianas fueron creadas como un mecanismo para contrarrestar a los militares y fueron organizadas por organizaciones vecinales en ciudades y pueblos de toda Venezuela, además son la póliza de seguro contra cualquier golpe militar. Recientemente, Chavez le ha dado prioridad a las facciones de la Guardia Nacional y las ha colocado bajo su control inmediato.
Al crear grupos armados, que apenas tienen una leve conexión con las fuerzas armadas, Chavez logró que cualquier acción directa en contra del gobierno sea más riesgosa y aumentó las posibilidades de que cualquier amenaza contra su gobierno desate una violencia generalizada. El hermano del presidente y Gobernador de Barinas, Adan Chavez, de forma tácita acepta el uso de estas milicias al decir que sería imperdonable que el gobierno se limitara sólo a lo electoral, y que no considerara cualquier otra forma de lucha, incluyendo la lucha armada.
Pero la utilidad de estas milicias es limitada. Aunque los militares tienen un control estricto de la mayoría del armamento que emplea las milicias, no resulta muy claro cuál es el grado de control real que tienen de las armas y su distribución.
El Gobierno Cubano
Cuba juega un papel importante en mantener a Chavez en el poder, y actúa como un observador fiel y externo de los asuntos políticos en Venezuela. El ex-presidente cubano Fidel Castro ha sido el mentor personal de Chavez y éste se ha beneficiado de los servicios de inteligencia de un ente extranjero cuyo interés principal es mantener el flujo de petróleo barato, para maniobrar y manejar la situación altamente traicionera de la política nacional. Es probable que los cubanos estén dispuestos a cooperar con quien ostente el poder en Caracas. Sin embargo, los dos gobiernos están conectados ideológicamente. Cuba puede estar preocupada porque la elección de un presidente más pragmático afectaría el flujo de casi 90.000 barriles de petróleo subsidiado que recibe a diario.
Cuba no tiene mucho poder sobre Venezuela fuera del convenio que tiene con el régimen de Chavez. La participación que tenga el gobierno cubano en el gobierno venezolano se ve con mucho escepticismo en todo el país. Sin embargo, los cubamos mantienen muchos aliados en Caracas. Cualquier cambio de régimen implicaría una evaluación del flujo de petróleo hacia Cuba, y una decisión en ese sentido generaría un debate –y hasta quizás un revuelo —entre la élite política.
Debido a la posición del gobierno, el Ministro de Relaciones Exteriores tiene una relación personal muy cercana con el régimen cubano. La Habana sabe pueden contar con Madura para la continuidad de las relaciones bilaterales, y lo que es más importante, con el suministro de petróleo. Capriles no está ligado al régimen cubano, pero ha prometido continuar con los despachos de petróleo hacia Cuba. Sin embargo, a los cubanos sin duda alguna les preocupa que si la victoria electoral fuera para Capriles, perdieran al benefactor venezolano de la isla.


Venezuela: The Presidential Election and Chavez's Bases of Support

Venezuelan President Hugo Chavez has returned to Venezuela after reportedly undergoing his sixth round of radiation therapy for abdominal cancer in Cuba. Because the system of governance Chavez created depends largely on his personal oversight, Chavez's health concerns have cast doubt on whether Venezuela will undergo a peaceful transition after the Oct. 7 presidential election.
The election likely will mark a transitional period for the Venezuelan government regardless of the outcome. While Venezuelan Foreign Minister Nicolas Maduro appears to be Chavez's successor in the event the president does run for re-election, Miranda department Gov. Henrique Capriles Radonski has waged a modestly effective presidential campaign, showcasing himself as a viable opposition candidate. Whoever becomes president will have to maintain stability amid several outstanding challenges.
A peaceful transition is possible, but the risk of instability remains. It is the manner in which Venezuela's next leader deals with the Chavez regime's key support structures -- popular support, oil revenue, the military, non-military security forces and the Cuban government -- that will determine the placidity of the transition.
Analysis
The life or death of a single individual, even a head of state, rarely changes the forces driving a country. But the degree to which Chavez has permeated the political system is the main contributor to the uncertainty surrounding the impending Venezuelan presidential election.
When Chavez came to power in 1999, he redefined Venezuela's political system by ignoring the two-party power structure and placing his own loyalists in key positions. Chavez has since maintained a system of governance that depends heavily on his personal involvement. To retain power, Chavez constructed a system of mutually adversarial support structures against which he can pit one another if one becomes too strong. There are five such support structures.

The Five Pillars

Popular Support

The first pillar of support is popular acceptance of the Venezuelan government. Despite the traditional centrality of Venezuelan governments, regimes inevitably serve at the pleasure of the masses. (Even the military at times has awaited public approval before clashing with the civilian governments.) Chavez's popularity was a product of the economic and political circumstances that preceded his rise to power.
Using oil revenues from price spikes in the 1970s and 1980s, Caracas rapidly expanded government expenditures to satisfy the populist demands of an underdeveloped country. During this period, corruption plagued the government and inflation rose to untenable levels. Caracas attempted to address these issues through neoliberal reform, including eliminating subsidies and raising taxes. The most damaging response to the reforms was the 1989 riots, known as the Caracazo, which were triggered by a rise in the price of gasoline and left an estimated 300 people dead.
Chavez, then a lieutenant colonel in the Venezuelan army, made his entrance into politics during a failed coup attempt in 1992, for which he was jailed. Well-spoken and charismatic even in defeat, Chavez impressed Venezuela at a time when the country's political system clearly was breaking down. After his release from prison, Chavez again sought leadership of the country and was elected president in 1999.
As a leader, Chavez is a strong central figure capable of reining in Venezuela's various factions. Chavez's persona is that of the common man, and he has built his policies around poverty alleviation. Programs that distribute food and health care in poor areas are highly popular -- even if they are inconsistently implemented.
Chavez remains the most popular politician in the country. His approval rating usually is 50 percent or higher and has remained consistent despite serious problems in Venezuela's economic system, including consistently high inflation, basic goods shortages, the rising frequency of electricity failures and rampant housing shortages.

Oil Revenue

The second pillar of Chavez's support is oil production. With the discovery of oil in Venezuela in the early 20th century, the country immediately and almost entirely became focused on its production. From World War II to the late 1990s, the economy diversified somewhat, using oil money to finance development of secondary industries, such as steel and food production.
But since 1999, and particularly after a failed coup attempt in 2002 that involved senior management from state-run oil firm Petroleos de Venezuela S.A. (PDVSA), Chavez fired most of PDVSA's higher-level and technically skilled workers. PDVSA's staff has since doubled, but output has declined. Oil production dropped from a high of 3.2 million barrels per day (bpd) in 2001 to an estimated 2.4 million bpd in 2012.
The decline in production reflects a decline in new exploration and production, as well as a deterioration of production capacity at extant oil producing facilities. In addition, as reserves in the Maracaibo region are depleted, Venezuela's oil composition has become heavier and sourer, making bitumen deposits in Orinoco even more important.
The quality of the Orinoco deposits requires greater levels of investment, greater commitment from investors and a higher level of risk. Even if a new regime invited substantial amounts of investment, an increase in oil production would take several years to achieve. Without tens of billions of dollars in investment, Venezuela's oil industry faces stagnation at best; more likely, it will decline gradually.
In 2009, PDVSA gave 93 percent of its income to the government through various taxes, grants and deposits into government accounts. In 2010, it gave 97 percent of its income. Clearly, oil is Venezuela's most important source of revenue. If the country were to destabilize after the October election, continued output would be a political imperative for whoever is in power.

The Military

With its near monopoly on arms ownership, the military is a critical consideration in any transition or destabilization scenario. The military has been involved in three failed coups since 1992. In each instance, elements of the military either sought to generate public support for regime change or attempted to capitalize on existing unrest. The attempts failed in part because there was not enough political support for a change in government, and the military itself was not united behind the effort.
To minimize the threat posed by the armed forces, Chavez has kept the military highly divided. Indeed, involvement in organized crime, political polarization, poor staffing and regional divisions have left the military fractured and weak. It is possible that the disparate elements of the military could miscalculate ahead of the election, moving against Chavez before he has lost full legitimacy. This is a particular danger among military leaders who are under international sanctions and rely on the current regime to protect them from extradition. In this scenario, clashes between different military factions should not be ruled out.
The most likely outcome is that the military will support, or at the very least refuse to involve itself in, a civilian current government unless public security completely destabilizes.
In past instances of unrest, the military abstained from conflict until it was sure the government had lost legitimacy. Despite the risk of internal fragmentation, the military will be compelled to intervene if public security is compromised by the outcome of the election. (Public security could be jeopardized if Chavez loses the election, wins re-election but becomes incapacitated or cedes power to an ineffective government.) Factions within the military have reportedly been making plans for such an eventuality, though those plans are not clear.

Auxiliary Security Forces

Bolivarian militias and the National Guard are secondary military forces that must be considered in the event of a power transition. Built as a tool to counterbalance the military and organized by neighborhoods throughout Venezuelan cities and in the countryside, the Bolivarian militias are one of Chavez's insurance policies against a military coup. More recently, Chavez has prioritized factions of the National Guard and put them under his direct control.
By creating armed groups with only a faint connection to the armed forces, Chavez has made any direct action against the government more risky and has increased the chances that any threat to his government will trigger widespread violence. The president's brother and the governor of Barinas department, Adan Chavez, tacitly condoned the use of these militias by saying it would be inexcusable for the government to limit itself only to the electoral and not look to other forms of struggle, including armed struggle.
But these militias may have limited utility. While the military is believed to maintain strict control over most of the weapons used by the militias, the degree to which it actually controls arms distribution is unclear.

The Cuban Government

Cuba plays an important role in keeping Chavez in power by serving as an outside and loyal observer of political affairs in Venezuela. Former Cuban President Fidel Castro has even served as a personal advisor to Chavez. Using the intelligence assets of an outside player with a key interest in keeping cheap oil flowing has helped Chavez maneuver carefully and manage a potentially treacherous domestic political situation. The Cubans probably are willing to cooperate with whoever is in power in Caracas. However, the two governments are closely aligned ideologically; Cuba may be concerned about how the election of a more pragmatic Venezuelan president would affect the more than 90,000 barrels of subsidized oil that Cuba receives every day.
Cuba does not have a great deal of power over Venezuela outside its arrangement with the Chavez regime. What Cuban involvement there is in the Venezuelan government is viewed with deep skepticism throughout Venezuela. Nevertheless, the Cubans maintain many allies in Caracas. Any regime change would put the oil shipments in question, and a decision to halt the oil shipments would certainly trigger debate -- and perhaps turmoil -- among the political elite.
Because of his position in government, Foreign Minister Maduro has a close personal relationship with the Cuban regime. For Havana, Maduro can be counted on to maintain bilateral relations and, more important, oil deliveries. Capriles is not as close to the Cuban regime, but he has promised to continue shipping oil to Cuba. Nevertheless, the Cubans undoubtedly worry that a Capriles electoral victory could force the island nation to lose its Venezuelan benefactor. 

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