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viernes, 18 de mayo de 2012

Formula 1 - Opinion - El Universal

Fórmula 1

Se ha armado una polémica de marca mayor después del triunfo de Pastor Maldonado en España. La misma hasta cierto punto, venía reprimida desde el año pasado. Luce de bulto que sobre este tema hay dos verdades incuestionables. La primera es que todos los venezolanos nos debemos sentir muy felices al ver que un compatriota obtiene semejante triunfo haciendo valer un talento que es excepcional. Confieso que en mi caso ligué a Pastor toda la carrera que fue espacialmente interesante y me emocioné enormemente al ver la bandera tricolor de siete estrellas caer en la parte superior del podio. La otra verdad, digamos que el reverso de la moneda, es que con tantos millones de dólares invertidos en una escudería de Fórmula 1, se han podido atender muchas necesidades prioritarias en un país en el cual las carencias y la falta de oportunidades para los más pobres, siguen siendo inocultables. Hasta acá todo se ve muy claro. Lo que complica el panorama es el tema político. La perversa ideologización del deporte. Condicionar el patrocinio de un atleta o de una divisa deportiva o secuestrarlo para una parcialidad política daña a la sociedad. Estas actitudes no hacen sino sembrar más divisiones. Lo que debió ser una fiesta nacional, se convirtió en una herramienta de ataque político, en un pase de facturas y un caldo de cultivo para la intolerancia.
Me importa un pepino que Pastor sea chavista, ese es su derecho, como nadie me puede quitar a mí el derecho de ligar a Venezuela en la F1 o en cualquier evento deportivo. ¿O será que si se concreta la atrocidad de nacionalizar el patrocinio de la Vinotinto pretenderán que los opositores dejen de auparla? Total, una vez más queda muy claro que la política no puede ni debe contaminar el deporte ni ningún otro evento o actividad que fomente la unión. Que un triunfo deportivo derive en manifestaciones de intolerancia política es una muestra de lo tristemente divididos que estamos como sociedad. No éramos así, no merecemos esto ni debemos aceptarlo como parte de nuestras vidas. El valor de una sociedad unida lo hemos asumido durante toda nuestra historia republicana. Creo que el Presidente y el propio Pastor son los primeros llamados a fomentar en el país una actitud de concordia y que este triunfo y los que vengan sean celebrados como una sola nación.
jmrhab@yahoo.com



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