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miércoles, 7 de mayo de 2008

EL PROTAGONISTA Baruj Benacerraf

EL PROTAGONISTA
Baruj Benacerraf





Quienes padecieron asma cuando niños rara vez recuerdan positivamente esos episodios de insuficiencia respiratoria. Sin embargo, sufrir ese mal sembró en Baruj Benacerraf una curiosidad por el fenómeno alérgico, que lo llevó a dedicarse al desarrollo de investigaciones en Inmunología. Los resultados de su labor han sido galardonados con prestigiosos premios, entre ellos el Nobel de Medicina.

Hijo de inmigrantes sefarditas, nació en Caracas en 1920. Cuando cumplió cinco años su familia se mudó a París, donde cursó su educación primaria y secundaria.


La guerra obligó a los Benacerraf a regresar a Caracas, pero Baruj no los acompañó. Ingresó a la Universidad de Columbia, donde obtuvo licenciatura en Ciencias y conoció a quien es "el mayor logro de su vida",  su esposa, Anette Dreyfuss.

Aunque el siguiente paso era ingresar a la Facultad de Medicina de una universidad de EEUU, obtener un cupo probó ser una tarea casi imposible para un inmigrante en 1942. Sin embargo, las trabas fueron superadas cuando un amigo le ofreció un cupo en la Escuela de Virginia.

Tras un breve periodo ejerciendo la medicina comunitaria en Europa -como parte de la unidad médica del ejército norteamericano-, Benacerraf regresó a EEUU para trabajar en el campo de la investigación; a pesar de que esta área no era muy atractiva para el común de los médicos.

En su alma mater, bajo la tutela del fundador de la inmunoquímica, Elvin Kabat, aprende la importancia de la comprobación experimental, de la sinceridad intelectual y de la integridad científica.

Sus logros le abrieron las puertas de importantes instituciones como la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York; el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Contagiosas, en Washington y la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en Boston.

Luego de 25 años,  Benacerraf consolidó su posición como pionero de la Inmunología, al demostrar que la respuesta inmune frente a un antígeno es distinta para cada individuo y es heredada genéticamente. En reconocimiento a este descubrimiento, fue galardonado -junto a Jean Dausset y George D. Snell- con el Premio Nobel de Medicina en 1980.
Los 12 años siguientes ocupó la presidencia del Dana-Farber Cancer Institute y obtuvo innumerables premios y doctorados honorarios.

Si bien actualmente disfruta su retiro, recuerda con añoranza su época de profesor universitario, pues el intercambio intelectual con jóvenes científicos es una experiencia sumamente enriquecedora.

De hecho, siempre ha agradecido por su labor a los colegas y estudiantes que colaboraron en sus proyectos. "Ellos son en gran medida los responsables de mis logros", confiesa el científico en su autobiografía.


Rebeca Fernández

99 Años del Universal

http://www.eluniversal.com/2008/04/28/99a1_esp_baruj-benacerraf_28A1528921.shtml

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